Nadie sabía quién era Wilmer Ruperti en Venezuela antes de 2002. Pero ese mismo año, Ruperti hizo lo que nadie quiso hacer, mientras el paro petrolero desangraba a la economía venezolana y ponía en jaque al gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez. Su apuesta consistió en poner a disposición del gobierno su flota de seis buques tanqueros para importar gasolina y otros derivados del petróleo a puertos venezolanos. “Yo rompí el paro petrolero”, afirmó Ruperti en 2006, luego de salir airoso de dos investigaciones adelantadas por el Poder Legislativo. La primera por el extinto Congreso y la segunda por la Asamblea Nacional. Otros escándalos con los que ha estado relacionado son el video en que aparece entregando un sobre lleno de dinero al diputado opositor Juan Carlos Caldera, del partido Primero Justicia, en vísperas de la elecciones presidenciales de 2012, y el financiamiento a la defensa de los sobrinos de la primera dama Cilia Flores, procesados en Estados Unidos bajo cargos de narcotráfico. «Esto perturba la tranquilidad de la familia presidencial. Es necesario que el presidente esté tranquilo. Estoy ayudando a preservar el gobierno constitucional», dijo al diario Wall Street Journal esta semana. Siete días antes, el portal oficial de Pdvsa reportó el triunfo de la empresa Maroil Trading Inc., cuyo propietario es Ruperti, en el proceso de licitación para el acondicionamiento, manejo y desalojo del coque -residuo del procesamiento del crudo extrapesado- de los patios del Complejo Industrial José Antonio Anzoátegui.