A finales de mayo de 2017, y en medio de un clima de más de 50 días de protestas –fuertemente reprimidas- contra el gobierno de Nicolás Maduro, y desembocadas por la ruptura del hilo constitucional, el agravamiento de la escasez de alimentos, medicinas, la inseguridad, comicios regionales vencidos, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) -sin consultar al pueblo venezolano- y una economía afectada por la hiperinflación, la firma estadounidense compró bonos de Petróleos de Venezuela S.A (Pdvsa) con un descuento del 69%. Los bonos, valorados en 2,8 billones de dólares y con fecha de vencimiento en 2022, fueron adquiridos por Goldman por solo 865 millones y representan un agravamiento de la deuda venezolana en un futuro. Dirigentes opositores han advertido que la transacción no fue aprobada por la Asamblea Nacional y solicitaron al Congreso de EEUU que investigue a la empresa.
