El Picure es como un pram, pero en la calle. De acuerdo con los informes de organismos de seguridad, controla a un ejército de 40 hombres con armas de guerra, domina poblaciones rurales de Guárico, Carabobo y Aragua; soborna a uniformados de la Policía Regional y la Guardia Nacional, provoca masacres y a la vez burla a toda una comisión nacional del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas. La Dirección de Contrainteligencia Militar sabe de su existencia desde 2012 y aún no lo capturan. Las autoridades han abatido y capturado a varios de sus miembros, pero José Antonio Tovar Colina hace ahora lo que unos años antes hizo el “Invisible”, darle trabajo a los organismos de seguridad. Buscado hasta debajo de las piedras, el delincuente número uno del centro del país tiene contacto directo con el Culo e’ Rata, el líder criminal de la Penitenciaria General de Venezuela, un espacio al que cualquier policía puede entrar, pero no muchos han logrado salir.