El proyecto de una gran corporación que agrupara, controlara y garantizara la eficiencia de las empresas agroindustriales del Estado volvió a fracasar: el Gobierno nacional ordenó en septiembre la intervención de la Corporación Venezolana de Alimentos (Cval), cuyos entes adscritos -responsables de alcanzar la prometida soberanía alimentaria- enfrentan déficit presupuestario, escasez de insumos y repuestos, presuntos casos de corrupción, equipos sin mantenimiento y protestas laborales. Hace trece años también fue intervenida, y luego liquidada, la Corporación Venezolana Agraria (CVA), el primer intento de la administración de Chávez de formar un consorcio agroindustrial, que en ese entonces tomó el control de las empresas expropiadas entre 2007 y 2010, que luego pasaron a manos de la Cval. Ambas experiencias han fallado y la canasta alimentaria venezolana aún depende en gran medida de productos importados en tiempos de restricción cambiaria.