Ocupa cargos de dirigencia sindical -presidente de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela y de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores-, y además es ejecutivo: en 2011 fue designado director externo de Pdvsa, compañía a cuyos empleados Rangel tiene el deber de defender frente a los intereses empresariales. Su cercanía y afinidad a las autoridades ejecutivas y gubernamentales, precisamente, motivan a algunos sectores a cuestionar su fidelidad con la causa sindical. Las dudas sobre la legitimidad de su liderazgo datan de 2009, cuando denuncias relacionadas con corrupción y sobornos acompañaron su victoria como nueva cabeza del mayor sindicato petrolero. Rangel hace un llamado a la unión obrera, pero aún abundan las corrientes descontentas con su representación.