Susana Barreiros

Desde el 10 de septiembre de 2015, Susana Virginia Barreiros Rodríguez, jueza provisional 28 de Juicio de Caracas, se reservó un lugar en la historia contemporánea de Venezuela, tras leer una sentencia de 40 páginas con la que dictó 13 años y nueve meses, 7 días y 12 horas de prisión, en la cárcel militar de Ramo Verde, al líder del partido Voluntad Popular y ex alcalde de Chacao, Leopoldo López.

López se mantiene preso desde el 18 de febrero de 2014, acusado de ser responsable de los disturbios ocurridos seis días antes frente a la sede del Ministerio Público en Caracas. Según los periodistas de El Nacional, Álex Vásquez y Edgar López, el juicio en contra del dirigente político y los estudiantes Christian Holdack, Demian Martín y Ángel González, estuvo caracterizado por la “extrema severidad” con que Barreiros condujo el caso, negándole la admisión de pruebas a la defensa durante 19 meses. En el día final no permitió que la defensa efectuara la revisión final del expediente. Además, impidió que el ex alcalde de Chacao realizara una presentación audiovisual durante su intervención final en el proceso.

A Holdack, Martín y González también los condenó a diez años el primero, y a cuatro años los dos últimos, pero con libertad bajo régimen de presentación.

De acuerdo con el militar retirado y miembro de Voluntad Popular, Antonio Rivero, la sentencia dictada por la jueza responde a una orden del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Para reafirmar su señalamiento, el oficial publicó en Twitter una fotografía en la que posaban el primer vicepresidente del Psuv y la jueza, sonrientes.

De acuerdo con una carta de un ex profesor suyo, Alvaro Albornoz, publicada en El Nacional, Barreiros es egresada de la Universidad Bicentenaria de Aragua, pero tiene una maestría por la Universidad Santa María. En la carta, hecha pública luego de conocer la sentencia, Albornoz advierte que con ese dictamen "más te has condenado a ti misma que al propio Leopoldo".

Según la periodista Thabata Molina, hasta unos minutos antes de retornar a la sala de audiencia para dictar sentencia, Bareiros recibía llamadas provenientes del Palacio de Miraflores. Según Molina, la decisión de la jueza de suspender las audiencias y pasar a las conclusiones del juicio, fue debido a “que no tenía caso seguir escuchando testigos, porque la mejor defensa de Leopoldo López fueron precisamente los que promovió el Ministerio Público, en especial un par de adolescentes que reconocieron haber incendiado las patrullas del Cicpc, el 12 de febrero de 2014, y que además confesaron que lo hicieron por iniciativa propia”.

Barreiros fue designada en sustitución de la jueza María Lourdes Afiuni, quien fue apresada por negarse a seguir instrucciones para condenar al banquero venezolano Eligio Cedeño. Ese episodio, acaecido en 2010, marca el precedente de la trayectoria de la jueza a la que le tocó administrar justicia.

 

Currículum polémico

El currículum de Barreiros está lleno de casos polémicos. El primero, en diciembre de 2009. Ese año fue puesto preso el hermano del ex ministro Jesse Chacón, el oficial retirado de la Armada y banquero Arné Chacón, por los cargos de “aprobación indebida de créditos” y “aprovechamiento fraudulento de fondos públicos” durante su gestión como directivo en las entidades bancarias Baninvest, Central y Real.

Su detención motivó la renuncia de su hermano del gabinete Ejecutivo. Arné Chacón permaneció tras las rejas casi tres años hasta que, en diciembre de 2012 fue liberado. Barreiros, entonces, le otorgó libertad condicional, con régimen de presentación y prohibición para salir del país.

Por la misma fecha, una medida similar les fue otorgada a los cuatro directivos de Econoinvest, entre ellos el presidente de la firma, Hermán Sifontes, hoy esposo de la hermana de Leopoldo López, Diana. Los miembros de la casa de bolsa se encontraban presos por presuntamente haber violado las normas del control de cambio al realizar operaciones de compra y venta de divisas por 100 millones de dólares.

El segundo caso polémico de su trayectoria judicial también estuvo ligado a banqueros. El empresario Ricardo Fernández Barruecos era otro de los acusados que, tras la liberación del primero, todavía permanecía preso por “apropiación de fondos de los ahorristas” de los bancos Bolívar, Confederado, BanPro y Canarias. Su defensa, entonces, consistía en que Fernández Barrueco no formaba parte de la directiva de ninguno de los bancos. Finalmente, en abril de 2013, Susana Barreiros le concedió la libertad.

Ese 2013, tuvo lugar otra polémica para Barreiros. Según la periodista Sebastiana Barráez Pérez, en una nota publicada en QuintoDía.net, Barreiros también fue la responsable de dejar libre al “rey de la cabilla”, Luis Velásquez, un empresario chavista que, a través de sus cargos en Sidor, Ferresidor, Orinoco Iron, Briqven, Cemex, entre otros, fue acusado de corrupción.

El caso, de acuerdo al diario Tal Cual, era conocido por causar división entre las propias filas chavistas. Mientras algunos grupos sindicales y militantes del Psuv lo apoyaban, otros celebraban el desmantelamiento de su red de corrupción. En 2011, Velásquez fue imputado por los cargos de peculado doloso, concertación con contratista, malversación y asociación para delinquir. Dos años más tarde fue dejado en libertad, aunque según la Contraloría no pudo justificar el movimiento de altas sumas de dinero en sus cuentas.

Según consta en una decisión del Tribunal Supremo de Justicia del 6 de agosto de ese mismo 2013, la jueza se vio obligada inhibirse de continuar el caso contra el ciudadano Eiker Delgado Veliz, acusado de homicidio, por haber manifestado su opinión sobre los hechos durante la audiencia preliminar.

 

Pero sin duda, la noche del 10 de septiembre culminó el caso más polémico en la historia profesional de Barreiro. Antes de leer, con manos temblorosas, las 40 páginas de la sentencia, tuvo que escuchar de boca de López las palabras que fueron el colofón casi cinematográfico del proceso judicial: “Si la sentencia es condenatoria sé que usted tendrá más miedo de decirla que yo de escucharla…”. El tiempo lo dirá.