Yván Gil Pinto

Yván Gil fue nombrado presidente de Agropatria, distribuidora estatal de insumos agrícolas, cuando sus estantes estaban vacíos en 2012 pese a los 360 millones de dólares otorgados por el Gobierno nacional para su funcionamiento. También asumió la presidencia de la Empresa Comercializadora de Insumos y Servicios Agrícolas (Ecisa), cuando acumulaba un historial de fallas operativas: fue investigada por la Contraloría General de la República entre 2006 y 2007, y, sin embargo, encargada en 2010 de administrar Agropatria, cuando dejó de ser Agroisleña (una empresa privada líder en el suministro de productos del sector agrícola, que fue expropiada por el ex presidente Hugo Chávez). Gil fue puesto a la cabeza de un organismo cuya incapacidad –que contrasta con sus altas competencias en el agro nacional- se evidencia en la Memoria y Cuenta de 2011 del Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT): el informe señala la ausencia en Ecisa de un mecanismo óptimo de “obtención de información oportuna en cuanto a ingresos por ventas, inventarios y cuentas por cobrar”.

Su tarea como titular del MAT, designado en abril de 2013 para el Gabinete Ejecutivo del presidente Nicolás Maduro, consistió, otra vez, en una misión de salvavidas de la producción agropecuaria: “La gran revolución económica que hay que hacer en Venezuela es la revolución del campo”, sentenció Maduro el 15 de julio de 2014. El mandatario se comprometió a impulsar el sector rural para sustituir la importación de alimentos, que, según información de la Federación Nacional de Ganaderos expuesta ese mismo mes, constituía el 75% de lo consumido por los venezolanos.

En 2014 se multiplicaron sus cargos. Compartió su labor de ministro con la presidencia de Agropatria (en calidad de Encargado), así como también, fue nombrado jefe plenipotenciario del Área Económica de Los Llanos, una figura creada por Maduro para dirigir la llamada “ofensiva económica” en las distintas zonas del país. También era director de la Comisión Presidencial Agroalimentaria, creada el 12 de marzo de 2014. En sus hombros fue puesta la responsabilidad de cumplir la promesa retrasada, desde el gobierno del ex presidente Chávez, de la soberanía alimentaria.

AGRONOMÍA Y LUCHA IZQUIERDISTA

Yván Eduardo Gil Pinto nació el 15 de agosto de 1972 y 23 años después se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad Central de Venezuela, donde se desempeñó como docente de Mecanización Agrícola. Un perfil publicado por el diario El Mundo Economía y Negocios señala que hizo pasantías académicas en fincas de productores agrícolas, después defensores de Agroisleña y el derecho a la propiedad privada.

Su padre, Freddy Gil, tiene la misma profesión e incluso fue decano de la Facultad de Agronomía de la UCV, ubicada en Maracay, estado Aragua. Él fue el primero en presidir la Corporación Venezolana Agraria (hoy Corporación Venezolana de Alimentos) y fundó la red de Mercados de Alimentos (Mercal). Fue militante de los partidos Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y Bandera Roja. Ello evidencia que la herencia para su hijo no fue sólo académica: Yván Gil formó parte del grupo Unidad 77, movimiento estudiantil de activistas de izquierda. Varios de esta agrupación, como él, ostentaron altos cargos en la administración pública vinculados a la actividad agrícola, entre ellos, Elías Jaua, titular en dos ocasiones de la cartera agrícola.

Richard Canán, otro exmilitante del grupo, fue viceministro de Circuitos Agroproductivos y Agroalimentarios, y de Economía Agrícola; presidente del Banco Agrícola, de la Corporación Venezolana de Alimentos y del Fondo Intergubernamental para la Descentralización; y Ministro de Comercio en 2010.

Canán acompañó a Gil en la junta directiva de Agropatria, así como Amílcar Carvajal –también antiguo miembro de la Unidad 77-, quien asumió varios cargos en el MAT, entre ellos, el de director del Convenio Cuba-Venezuela y gerente de Área Técnica del Fondo de Desarrollo Agropecuario, Pesquero, Forestal y Afines.

LA EMERGENCIA DE AGROPATRIA

Gil se desempeñó como presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (Inia), puesto que mantuvo cuando fue designado viceministro de Circuitos Agroproductivos y Agroalimentarios en 2008. En enero de 2012 fue uno de los pocos en sobrevivir a los cambios que hizo Chávez en la cartera de Agricultura y Tierras: removió al ministro y a directivos de los organismos adscritos. Gil, en cambio, fue nombrado ese año presidente de Ecisa y Agropatria.

“Me pagas hasta el último dólar el año que viene”, le dijo Chávez a Gil cuando éste le solicitó más de 300 millones de dólares para el rescate de Agropatria. Las protestas de los empleados de la compañía estatal, sin embargo, se intensificaron con su gestión y en marzo de 2012 impidieron un evento de Gil sobre entrega de insumos y lo señalaron de “falsear la realidad”. Días antes, el presidente de Agropatria había declarado que las plantas agroindustriales estaban funcionando en un 100%, mientras algunos trabajadores denunciaban que la mayoría estaba inoperativa por falta de materia prima.

Un mes después de la protesta, el Juzgado Superior Agrario de  Aragua y Carabobo emitió una orden de protección para Agropatria que prohibió “cualquier amenaza de paralización, ruina, desmejoramiento o destrucción”, lo cual fue considerado un modo de criminalización de la protesta por parte de los trabajadores.

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EL RETO DE LEVANTAR LA AGRICULTURA

“Si en 2011 hubo alguna dificultad fue por asumir un subsidio a los agroquímicos”, reconoció Gil en octubre de 2012. La dificultad a la que se refería se relaciona con la pérdida de 184,7 millones de bolívares de Agropatria, bajo la gestión de su antecesora Riblia Rodríguez, al cierre de 2011, de acuerdo con documentos a los que tuvo acceso el diario El Nacional.

Los medios de comunicación develaron irregularidades en la gestión agrícola del Estado venezolano, como la pérdida de cosechas de soya del complejo  agroindustrial José Abreu e Lima -derivado de un convenio binacional con Brasil-, así como la discrepancia entre las cifras oficiales de producción del MAT y aquellas reportadas por la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro).

En este contexto, la gestión de Gil se enfrentó a un historial de problemas. Adelantó, por ejemplo, investigaciones sobre fraude con créditos agrícolas y se enfocó en “combatir la guerra económica” (presuntas acciones del sector privado y grupos de contrabando, responsables -según el discurso gubernamental- de los problemas de inflación y escasez).

La Memoria y Cuenta del MAT de 2013 destaca la distribución de 2.310.091 kilogramos de rubros agrícolas “estratégicos” para abastecer el mercado nacional, 11% más que en 2012. El documento enumera las fallas que perjudicaron el desarrollo agropecuario ese año: dificultad para la importación de repuestos, insuficiencia presupuestaria de hasta 79% -compensada con créditos adicionales-, deudas acumuladas con acreedores y déficit de insumos, son algunas de ellas.

El MAT sería sometido a revisión, junto a los otros ministerios de economía, entre el 22 y 23 de julio de 2014, según anuncios del presidente. Una de las solicitudes de Maduro fue investigar la eficiencia de las inversiones del campo.

En noviembre, Gil afirmó que más de la mitad de los alimentos que consumían los venezolanos eran de origen nacional y celebró la aprobación, vía Habilitante, de la Ley de la Gran Misión Agrovenezuela.

Estuvo ausente por diez meses del MAT, durante la gestión de José Luis Berroterán desde septiembre de 2014, y regresó al ministerio el 9 de junio de 2015 por designación del presidente Maduro, para una nueva etapa productiva de la Gran Misión Agro Venezuela. También regresó a la presidencia de Agropatria. Otra vez Gil desempeñó labores de rescate en tiempos de emergencia alimentaria. No hubo frutos: el MAT fue suprimido en enero de 2016 con la creación de otros ministerios sobre el tema. En junio, fue designado presidente de la “Corporación de Desarrollo Agrícola S.A.”, creada un mes antes, adscrita al Ministerio de Agricultura Productiva y Tierras.

Desde 2017 hasta 2021, Gil ha desempeñado diversos cargos diplomáticos. En octubre de 2021 se desempeñó como encargado de negocios de Venezuela ante la Unión Europea.

El 6 de enero de 2023 fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores, sustituyendo a Carlos Faría.