José Gregorio Hernández

José Gregorio Hernández Cisneros nació en Isnotú, una localidad del estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864. En esa región de Los Andes venezolanos transcurrió toda su niñez y, más tarde, cuando tenía 13 años se mudó a Caracas.

En la capital venezolana, estudió en el Colegio Villegas y en 1884 se titula como Bachiller en Filosofía. Con 17 años, ingresó a la UCV para estudiar Medicina, profesión que le había sugerido su padre. A pesar de ser ampliamente célebre por su sapiencia en la medicina, Hernández también fue filántropo y profesor. De igual forma, poseía conocimientos de música, filosofía, teología y hablaba varios idiomas. A lo largo de su trayectoria médica, obtuvo especializaciones en Nueva York, Madrid, París y Berlín, saberes que sin duda contribuyeron ampliamente con el desarrollo de la investigación y el desarrollo de la medicina en Venezuela.

Otra de sus tantas facetas, fue la de docente. Hernández fue profesor de medicina en la UCV, institución en las que creó asignaturas como  Fisiología Experimental, Bacteriología e Histología Normal y Patológica. “Es con él cuando comienza la verdadera docencia científica y pedagógica, a base de lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio. Introdujo el microscopio y enseñó su uso y manejo; coloreó y cultivó microbios; hizo conocer la teoría de Virchow”, indica un ensayo titulado José Gregorio Hernández, su faceta médica (1864-1919) publicado en 2005 por el Dr. Leopoldo Briceño – Iragorry.

Pese a su carrera brillante en el mundo de la ciencia, José Gregorio Hernández es especialmente recordado por su incalculable vocación de servicio y su desmedido altruismo. Profesaba con profunda devoción la fe católica. De hecho, intentó ser sacerdote en dos oportunidades durante su vida, la cual terminó de forma trágica.

El 29 de junio de 1919, Hernández falleció. Un automóvil lo arroyó mientras llevaba medicinas a uno de sus enfermos. El accidente ocurrió en la esquina Amadores, en La Pastora, un sector en el centro de Caracas. Sin embargo, no murió por el impacto del vehículo propiamente, sino  a consecuencia de un traumatismo por golpearse la cabeza con el borde de la acera al caer en la calle caraqueña. Una nota de elestimulo.com publicada el 9 de enero de 2020 detalla que “el hecho ocurrió a las 2:20 pm (…) y quedó registrado como el segundo accidente automovilístico en el que un peatón perdía la vida en Caracas”. Los restos de José Gregorio reposan en la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria desde 1975. Anteriormente, estaban en el Cementerio General del Sur.

Camino de santidad

La causa para la beatificación de José Gregorio comenzó a finales de los años cuarenta, concretamente en 1949. Sin embargo, en esa ocasión se rechazaron los milagros atribuidos a Hernández. En 1986, mientras la devoción hacia el médico crecía fue declarado “Venerable” por el Papa Juan Pablo II. Esta categoría se atribuye a personas cuyos actos son de inspiración para otros. En años recientes, declarar a José Gregorio santo ha sido una preocupación importante para la Iglesia venezolana que cuenta solamente con beatas mujeres. El 25 de septiembre de 2013, el Papa Francisco declaró públicamente su interés por la causa de Hernández.

Cinco años más tarde, el 18 de enero de 2018, el cardenal Baltasar Porras y la abogada Silvia Corrales entregaron en la Santa Sede el expediente que explicaba el milagro realizado por Hernández. El documento detalla el caso de Yaxuris Solórzano Ortega, una joven de 13 años quien recibió un disparo en la cabeza en 2017 durante un intento de robo perpetrado contra su padre. El incidente ocurrió en una localidad llamada Mangas Coveras, ubicada en el estado Guárico. “Gravemente herida en el suelo, su madre llega al lugar y pide ayuda para trasladar a la niña a una población cercana, mientras se buscaba una ambulancia para llevarla al hospital más cercano ubicado a 3 horas de camino, en San Fernando en Apure”, detalla una nota de diariolasamericas.com. Según informes médicos, Yaxuris llegó al Hospital Pablo Acosta Ortiz en Apure sin partes de su masa encefálica y con una pérdida de sangre considerable.

Durante su traslado al centro hospitalario, sus padres no hacían más que suplicar a José Gregorio Hernández por la vida de su hija, quien tenía pocas probabilidades de salvación. Tras una operación en un centro médico privado, la niña quedó completamente recuperada pese a que el diagnostico clínico proyectaba secuelas importantes, como problemas de visión y memoria y pérdida de la motricidad. De acuerdo con una nota publicada el 12 de enero de 2020 por el portal web vidanuevadigital.com, “el caso fue estudiado por el tribunal médico del hospital en diciembre de 2018 calificándolo de inexplicable. Por medio de una tomografía, que le habían realizado a la niña durante su convalecencia, constataron las evidentes lesiones del cerebro, sin embargo ninguno de los pronósticos se cumplió”.

El 9 de enero de 2020, el Vaticano aprobó el milagro realizado por Hernández a Yaxuris Solórzano. De acuerdo con una nota publicada el 11 de enero de 2020 por de elnacional.com, la causa de Hernández para llegar a los altares “se encuentra a la espera de la discusión del Congreso de Teólogos y posterior Decreto del Papa y misa de beatificación».

El 19 de junio de 2020 las autoridades del Vaticano declararon beato al “médico de los pobres”, el doctor José Gregorio Hernández. A través de su cuenta en la red social Twitter, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) informó que, en su audiencia con el cardenal Angelo Becciu, el Papa Francisco autorizó el decreto.

El 26 de octubre, en la iglesia La Candelaria, en Caracas, se llevó a cabo la exhumación de los restos del doctor José Gregorio Hernández, unos de los primeros pasos a la beatificación del Venerable. La actividad, que fue presidida por el cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, contó con la presencia de Yaxury Solórzano Ortega, la niña que recibió el milagro que llevará a Hernández a la beatificación.