Corporación Venezolana de Alimentos

El fracaso gerencial en la lucha por alcanzar la soberanía alimentaria -una de las principales promesas de la administración chavista- se repitió: el decreto presidencial N° 1.272 ordenó el 23 de septiembre de 2014 la intervención de la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL), creada cuatro años antes cuando el Gobierno nacional liquidó la Corporación Venezolana Agraria (CVA), también instalada bajo la presidencia de Hugo Chávez. La CVAL sustituyó en 2010 a la CVA: varias de sus empresas –recién creadas, expropiadas, mixtas con otros países- pasaron a manos del nuevo ente responsable de controlar e impulsar, como debía hacerlo la CVA desde 2001, el sector agroindustrial del país.

La CVAL es una corporación que agrupa a la mayoría de las agro-empresas del Estado venezolano, con la función de garantizar el acceso oportuno a sus productos para satisfacer las necesidades alimentarias de todos los venezolanos. A mediados de 2013, sin embargo, los problemas de desabastecimiento general –por falta de divisas e inflación, según el sector empresarial, y por acaparamiento y especulación, según la versión gubernamental- alcanzaron los anaqueles de los supermercados. La escasez de alimentos llegó a su punto más elevado en febrero de 2014 con 33,8%. Aunque el Gobierno nacional lo atribuyó a una “guerra económica” de parte de sectores de la oposición venezolana, documentos oficiales dejan constancia de fallas en la gestión estatal en materia agrícola.

Las deficiencias en el desempeño productivo de la CVAL se hicieron sentir en 2014, un año que empezó con un mercado nacional de alimentos aún dependiente de las importaciones, en un contexto de restricciones en el acceso a las divisas tras el desfalco, reconocido por el Gobierno nacional, de 25 millardos de dólares del Estado a través de empresas de maletín.

La gran red agroindustrial

Un trabajo de grado realizado por Alexander Túa Useche en julio de 2011, en la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, registró fallas estratégicas en el proceso de transición de la CVA a la CVAL. El cambio gerencial presentó, según Túa Useche, debilidades en los programas de actualización y capacitación técnica. También advirtió: “Existen divergencias en criterios y falta de claridad por parte de la gerencia de la CVAL, en cuanto al establecimiento de una relación de equilibrio entre los productores y los consumidores o usuarios, para permitir el fácil y oportuno acceso a los productos, bienes y servicios que suministra la empresa”.

Algunas de las compañías de la CVA fueron eliminadas o adscritas a otros entes después de su liquidación. Otras pasaron a manos de la nueva corporación: la CVAL está integrada por una serie de plantas agroindustriales y unidades de producción primaria, así como por una cadena de distribución de insumos, equipos y transporte para la actividad agrícola, de la mano de Agropatria –antigua distribuidora privada de insumos agrícolas Agroisleña- y de la Compañía de Transporte y Mecanización Pedro Camejo.

Esta red empresarial además incluye cuatro empresas ganaderas –Centro Técnico Florentino, Agroecológica Marisela, Santos Luzardo y Bravos de Apure- y la planta de procesamiento de plátanos Argelia Laya. La página web de la corporación indica que igualmente cuenta con nueve centrales azucareras y ocho compañías que las administran. Diez empresas mixtas, resultantes de convenios binacionales, también forman parte del consorcio, entre ellas, Lácteos del Alba, Arroz del Alba, Porcinos del Alba, Leguminosas del Alba, Avícola del Alba, Pescalba y Maderas del Alba, estas siete desarrolladas en alianza con Cuba. Nicaragua, Siria y Rusia también mantienen convenios con Venezuela en la CVAL.

Resultados deficientes

Tres compañías –CVA Azúcar, la Empresa Comercializadora de Insumos y Servicios Agrícolas (Ecisa) y la Compañía de Mecanizado Agrícola y Transporte Pedro Camejo- fueron priorizadas en el presupuesto de la CVAL en 2011, pero presentaron resultados deficientes ese año, reveló el reportaje “Un gran consorcio que alimenta poco” publicado por el diario El Nacional. Pedro Camejo ensambló 198 tractores en 2010 y 148 en 2012, cuando la meta para ese último año era alcanzar los 2 mil tractores. Se desconocen los datos correspondientes a 2011. Ecisa (liquidada en 2014) enfrentó ese año denuncias de escasez de insumos agrícolas y contrabando de sus productos, y CVA Azúcar no logró reducir las importaciones del rubro dulce.

Los niveles de eficiencia no mejoraron en 2012. Un reportaje de El Mundo Economía y Negocios determinó que la mitad de las agro-empresas adscritas a la CVAL no cumplieron sus metas de producción o aportaron menos alimentos que en 2011: las empresas socialistas ganaderas Marisela, Bravos de Apure y Santos Luzardo; la Planta procesadora de plátanos Argelia Laya, y las empresas mixtas Arroz del Alba, Leguminosas del Alba y Pesquera Industrial del Alba.

Las fallas apuntadas en la Memoria y Cuenta de 2013 del Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT) coinciden con los reportes del año anterior. Los documentos del máximo ente del Estado en materia agrícola señalan problemas comunes para la mayoría de las empresas: bajos rendimientos, déficit presupuestario, fallas en la disponibilidad de semillas y de vehículos para el traslado, falta de maquinarias e implementos, dificultad en la obtención de repuestos, ausencia de formación técnica para la aplicación de nuevas tecnologías, entre otros.

Los proyectos para el impulso de las unidades de producción agroalimentaria de la CVAL se vieron perjudicados por retrasos en el financiamiento, así como por el recorte de recursos de parte del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), indica el informe ministerial.

El descontrol en la incorporación de nuevas plantas agroindustriales al consorcio –sin estudio previo sobre sus estatus, personal, recursos y bienes-, reconocido por el MAT, es otro obstáculo de la gestión de CVAL. Ello tiene antecedentes: la extinta CVA también tuvo una adscripción masiva de empresas, entre ellas el 31,3% de las compañías expropiadas por decreto presidencial entre enero de 2007 y julio de 2010, algunas de ellas incluso cuando su liquidación ya estaba prevista, demostró el reportaje “Auge y (extraña) caída de la CVA” publicado en 2010 en el portal Armando.info. El proyecto de un gran consorcio estatal que fortalezca el negocio agroindustrial del país aún no se consolida y la soberanía alimentaria, prometida desde 2001, sigue en espera.